Cinco claves para una ayuda humanitaria real
En un escenario global donde las crisis humanitarias se multiplican, la ayuda humanitaria se ha convertido en un componente esencial para aliviar el sufrimiento de las poblaciones vulnerables. Sin embargo, mientras los fondos destinados a estos esfuerzos alcanzan cifras récord —casi 30 mil millones de dólares en 2022, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA)— surge una pregunta inquietante: ¿Estamos transformando la ayuda humanitaria en una industria, más que en un acto genuino de solidaridad?
A la hora de pensar en una ayuda humanitaria efectiva, eficaz y centrada en las personas, debemos tener en cuenta 5 claves de actuación:
1. Vencer la tentación del Asistencialismo Vertical. Uno de los mayores desafíos es evitar el asistencialismo vertical, un enfoque que impone soluciones desde arriba hacia abajo sin involucrar a las comunidades afectadas. Como apunta António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, “la ayuda humanitaria no es sólo una respuesta a las crisis, sino también parte de una solución más amplia. El enfoque debe estar en la creación de condiciones que permitan a las comunidades ser más resilientes y autosuficientes”.
2. Autocrítica y Reconocimiento de Privilegios. Para que la ayuda humanitaria sea verdaderamente transformadora es necesario que los equipos que la implementan practiquen una autocrítica constante y reconozcan sus propios privilegios. Debe ser, como asegura Susan Rice, ex embajadora de Estados Unidos, “una manifestación de la solidaridad humana, pero no puede ser una excusa para perpetuar sistemas de opresión que crean la necesidad de asistencia en primer lugar”.
3. Sostenimiento de los equipos en primera línea. El personal humanitario en la primera línea enfrenta dilemas constantes relacionados con el autocuidado y la sostenibilidad del esfuerzo colectivo; tenemos que ser conscientes de que debemos priorizar nuestro bienestar si queremos ayudar a otros y para ello es vital crear espacios para el cuidado colectivo dentro de los equipos.
4. Necesidad de acompañamiento en Red. La eficacia de la ayuda humanitaria también depende de la capacidad de los trabajadores para construir redes de apoyo, tanto dentro como fuera de sus equipos. La asistencia no debe ser un acto solitario; aprender a contar con otros es esencial para la efectividad de cualquier intervención.
5. Importancia de la Sensibilidad y Adaptación. No existen soluciones universales para las crisis humanitarias. Cada situación requiere una adaptación sensible a las realidades locales. No se trata de actuar con “bomberos” en un edificio en llamas, sino de conocer la realidad, vivirla y trabajar en la prevención y en la creación de soluciones sostenibles. Porque, la ayuda humanitaria debe ir acompañada de una atención a la dignidad humana.
En conclusión, la ayuda humanitaria debe ser un acto de solidaridad auténtica, respaldado por una reflexión crítica, un enfoque en el autocuidado y un respeto profundo por las realidades locales.
Si estás involucrado en este campo, o simplemente te preocupa el bienestar global, la llamada a la acción es clara: cuestiona, escucha y empodera. Solo a través de un compromiso colectivo y humilde podremos garantizar un futuro más justo y humano para todos.