Crisis política en Perú

“HACE FALTA LA MEJOR POLÍTICA PUESTA AL SERVICIO DEL VERDADERO BIEN COMÚN” (Fratelli Tutti 154)

El Perú atraviesa en los últimos años una creciente degradación del estado de derecho, de la institucionalidad política y de los principios democráticos. Nuestra democracia está en riesgo y así se expresa con el cántico popular “esta democracia ya no es democracia”. Esta situación se ha agravado a partir del intento de golpe de estado del expresidente Pedro Castillo (diciembre 2022) y el actual gobierno de Dina Boluarte.

El proceso democrático quedó truncado. Se han cumplido 20 años del informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y no se han trabajado sus recomendaciones para evitar que volvamos a vivir una época como la de la violencia política. Los expresidentes están presos, uno se suicidó para evitar la cárcel y otro, que está en libertad, fue beneficiado por un cuestionado indulto humanitario que sería la manifestación del pacto político y mafioso para mantener el actual régimen.

El Estado es incapaz de fundamentar su fin supremo: la persona humana. Somos un país donde no se garantizan derechos fundamentales, donde la pandemia destapó una realidad que es la desigualdad. En este escenario el triunfo de Pedro Castillo, justo en plena pandemia, nos plantea revisar las desigualdades.

Que Castillo ganara las elecciones evidenciaba también la crisis de representación que tenemos (18% fue la votación con que Castillo ganó en la primera vuelta). Existe una crisis de partidos políticos y con ello la ausencia de proyectos de país, nos cuesta vernos como un país donde todos somos iguales. Persisten relaciones de dominación que acaparan el poder, que excluyen a parte importante de la población. No hay sentido de representación, actualmente, la presidenta es desaprobada por 83.7% de la población y el Congreso tiene solo 6% de aprobación.

Hemos dejado de vivir en un régimen democrático, así se demuestra con las 50 personas asesinadas durante las manifestaciones, entre diciembre 2022 y marzo 2023. No hay cómo superar el dolor de los pueblos ante la muerte. El poder legislativo impone decisiones sobre el poder judicial y sobre el poder ejecutivo; se acaparan las instituciones: Tribunal Constitucional, Defensoría del Pueblo, Contraloría General de la República, Poder Judicial, Ministerio Público, Junta Nacional de Justicia y los organismos electorales; 5 organismos supranacionales de DDHH han presentado informes sobre la responsabilidad del Estado en las violaciones de derechos humanos ocurridas durante las protestas sociales.

En lo económico, se mantiene el modelo neoliberal basado en el extractivismo que trae consigo una mayor exigencia de materia prima por necesidad de consumo y mayor ocupación de territorios; suben los precios de los minerales por mayor demanda y aumenta la minería ilegal, a lo que se suman los procesos de “transformación” de matriz energética que exigen más de los “nuevos minerales” y economía verde que, con bonos de carbono, proyectos de reducción de emisiones derivadas de la deforestación y la degradación de los bosques e infraestructura verde, acaparan la Amazonía y bosques. Hay una imposición de paradigmas y diversidad de perspectivas sobre el “desarrollo” y un profundo desconocimiento de la realidad, demandas y necesidades de nuestros pueblos indígenas u originarios.

Constituye una prioridad, frente a la realidad descrita, recuperar el liderazgo ético de la Iglesia, asumir su rol profético de anunciar y denunciar, acompañar y recoger el clamor de su pueblo, sobre todo frente a la imposición de proyectos extractivistas que dañan nuestra casa común y no nos ayudan a salir de la pobreza; denunciar los asesinatos de defensores de derechos humanos y ambientales y levantar la voz profética cuando sea necesario.

La realidad nos interpela y desafía a pensar un proyecto nacional que sea Plurinacional. Repensar el Estado que necesitamos, uno autónomo frente a los intereses económicos, mafias enquistadas y economías ilegales. Un estado organizado desde nuestras realidades presentes en las regiones. Un estado para todas y todos, eso es un Estado Plurinacional, que cuida la casa común, la naturaleza y a la persona que la habita, porque somos parte de una sola Creación.

La encíclica Fratelli Tutti, ayuda a recuperar el sentido profundo de la política democrática, “la democracia se atrofia, se convierte en un nominalismo, una formalidad, pierde representatividad, se va desencarnando porque deja afuera al pueblo en su lucha cotidiana por la dignidad, en la construcción de su destino” (FT169). Nos propone poner en práctica «…una política que piense con visión amplia, y que lleve adelante un replanteo integral, incorporando en un diálogo interdisciplinario los diversos aspectos de la crisis». […] y «una sana política, capaz de reformar las instituciones, coordinarlas y dotarlas de mejores prácticas, que permitan superar presiones e inercias viciosas» (FT177). Esta sana política exige la apertura a todos, salir al encuentro del otro que piensa y actúa diferente.

En su Mensaje para la Jornada por la Paz 2021, Francisco presenta la importancia de hacernos cargo los unos de los otros y de la creación. Presenta la ética del cuidado, urgiéndonos a construir una sociedad basada en relaciones de fraternidad, con mujeres y hombres que se constituyan en profetas y testigos de la cultura del cuidado. El profeta es conciencia crítica y propositiva, el testigo, la testiga atrae y despierta interés por la coherencia mostrada entre sus ideales y su modo de vida.

En clave de la ética del cuidado, los desafíos que enfrentamos requieren acciones claves y concretas:

Para la Justicia:

  • Respeto y garantía de los derechos humanos
  • Fortalecimiento de la ciudadanía, democracia y estado de derecho, reconociendo los derechos colectivos de nuestros pueblos

Para el Cuidado:

  • Trascender el consumo para pensar en la corresponsabilidad
  • Ética del cuidado con la naturaleza
  • Ética basada en el reconocer al otro

Tener Compasión:

  • Reconocer al que sufre: migrantes, mujeres afectadas, niños sin oportunidades, personas encarceladas, pueblos indígenas
  • Construir un proyecto comunitario que nos reconoce como parte de una misma mesa.

El camino para superar la crisis resulta largo y complejo; y, este es el reto: seguir caminando con esperanza.

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