In Memorian de Gustavo Gutiérrez
Hoy ha muerto Gustavo Gutiérrez, uno de los padres de la teología de la liberación. Su teología ha iluminado mi vida y mi pensamiento y lo continúa haciendo. Durante varios años el texto con el que iniciaba mis clases en el Instituto Superior de Pastoral era con su artículo Lenguaje teológico: plenitud del silencio.
Su definición de la teología como una carta de amor al Dios en el que creo, al pueblo al que pertenezco y a la iglesia de la que formo parte. Un amor que no desconoce perplejidades, y hasta los sinsabores, pero que es sobre todo fuente de una honda alegría conecta profundamente con el por qué y el para que de mi teología.
Su imagen sobre la necesidad de las luciérnagas en épocas oscuras del Perú y de la iglesia me han sostenido en algunas noches de mi vida:
» Cuando la oscuridad es mayor un fósforo encendido, una chispa, una luciérnaga tiene un alcance inusitado y levanta nuestra esperanza. Por instantes nos permite vernos las caras, saber que estamos ahí, percibir rostros menos deprimidos y temerosos de los que las tinieblas nos podían hacer penar, sentir miradas que invitan al dialogo y la colaboración. Eso nos anima a encender otras luces y quebrar la incomunicación (…) Son las pequeñas pero contagiosas luces que alumbran con su entrega y generosidad una espesa noche, La luz no está la final del túnel, se halla en el mismo túnel, en las personas que transitan en ál. A ellas les toca iluminarlo; más aún, hacer caer sus muros y su techo, para que deje de ser un encajonado y obligado camino y se convierta en una ancha, franca y luminosa avenida que nos conduzca la equidad y a la justica» (La densidad del presente).
Gracias Gustavo por tu profecía y tu resistencia
Publicado por Pepa Torres Pérez