Nuestra Historia

Como siempre pasa cuando buscamos el origen de cualquier grupo, nos damos cuenta de que ninguna congregación, movimiento o institución nace de la noche a la mañana. Siempre hay alguien que es el “alma” del grupo, una o varias personas que tienen una intuición, que descubren algo que los demás no habían visto, que apuestan por un estilo de vida, aunque no sepan muy bien por qué caminos les va a ir llevando.

Para nuestra congregación de Apostólicas del Corazón de Jesús, Luz Casanova es esa mujer en la que encontramos nuestra inspiración… Una mujer que, allá por el año 1900 empezó a descubrir que la vida era mucho más amplia que los estrechos horizontes que tenía, debido a su condición aristócrata.

Por la fe, Luz Casanova y las primeras compañeras abandonaron la seguridad de una vida instalada para hacer camino de solidaridad con los pobres de la preguerra y postguerra española. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe…

  • Por la fe, iniciaron una aventura laical desde el apostolado social femenino que fue conduciéndoles a una nueva forma de vida religiosa con la crítica de muchos y el reconocimiento de algunos. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, se aventuró a empezar la Obra, sin dinero y con escasos recursos humanos. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, se quitaba horas de sueño para escribía día y noche tratados, Ejercicios, meditaciones…, consciente que los deseos de Dios en su corazón no le pertenecían y tenían futuro. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, se mantuvo Luz en el espíritu ignaciano cuando la Compañía de Jesús la cerró las puertas. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, vivió clandestina algún tiempo y viajó impotente en trenes cargados de gente hacia la frontera, con el corazón lleno de preguntas y miedos. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, defendió con la vida y la palabra, en la calle y en la plaza pública, los derechos sociales de los pobres y su derecho a Dios y la Buena Noticia del Evangelio. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, Luz y las primeras compañeras construyeron con pagarés sin fondos las casa de de santa Engracia y Chamartín, y volvieron a empezar desde cero su proyecto tras la guerra. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, aceptó la enfermedad y su ancianidad, viviéndolas apostólicamente, abandonándose en el pecho de su Amado y dejándose cuidar y acompañar por las compañeras. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por le fe, un grupo de hermanas, tras la muerte de Luz, fueron enviadas a América para acoger y anunciar al Dios de los pobres desde otras orillas. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, las Apostólicas nos abrimos a los aires de Medellín y de Puebla, surgiendo una forma nueva de ubicarnos entre los pobres. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, salimos nuevamente a los barrios desde un espíritu de inserción, y empezamos a trabajar asalariadamente como obreras y trabajadoras manuales. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, recuperamos el trabajar con otros colectivos y movimientos, como parte del espíritu apostólico que impregna nuestro carisma. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, empezamos a descubrir que había que replantear las obras sociales con un espíritu de justicia nuevo, trabajando en red. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, intuimos que la fecundidad de una congregación no está en el número, ni en los relevos históricos, sino en la capacidad de ser grano de trigo enterrado, y en el futuro misterioso de la Encarnación de Dios en los pobres. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, fundamos en Angola, con toda nuestra debilidad y esperanza. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, nos abrimos a experiencias comunitarias intercongregacionales. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, quisimos arriesgarnos a vivir hoy una hospitalidad místico-política en nuestras comunidades, y comprometernos en una sociedad sin fronteras. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, creemos que “la perla de la fe” seguirá alentándose en nuestros colegios, aunque ya no estemos en ellos. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, deseamos ser obedientes a la novedad desconcertante de Dios, que nos pide “salir” en cada momento de la vida, pero que no nos abandona jamás. Creo, Jesús, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, en el contexto del 90° aniversario de la fundación de nuestra congregación, las Apostólicas celebramos en el 2014 nuestro XIV Capítulo General, experimentando la fuerza de la Ruah en el carisma inculturado en los diferentes países y en Laicado Apostólico. Creo, Señor, pero aumenta mi fe.
  • Por la fe, hoy sentimos que “Buscar el Reino de Dios y su justicia” con la confianza de que “lo demás se nos dará por añadidura” (Mt 6, 33) es una experiencia que nos convoca y nos envía, nos centra y nos descentra, y nos invita a compartir la vida con las personas y pueblos que padecen las consecuencias de las estructuras injustas, así como a implicarnos en sus causas, celebrando la abundancia de la Misericordia de Dios. Creo, Señor, pero aumenta mi fe.